ETAPA 2: "Estableciendo Reglas Orales para una Conversación"


La segunda etapa de la secuencia didáctica se denominó: “Estableciendo reglas para conversar” y estuvo conformada por dos sesiones. La primera de ellas incluyó dos acciones: la presentación de un video sobre una conversación formal y la conversación acerca de las características de un espacio de conversación grupal y formal. Y La segunda sesión, correspondió a la realización de una Conversación grupal formal para establecer normas de oralidad.

La primera sesión inició con la con la presentación del video en el que los niños pudieron observar de manera explícita las características de una conversación formal, las cuales se quería que los niños identificaran. Es decir, la conversación observada sirvió de modelo para la construcción de criterios propios que regularan el espacio para conversar. Es importante resaltar que fue en este momento en el que se establecieron unas condiciones esenciales, que permitieron el desarrollo de la secuencia.

Esto implicó la búsqueda de una situación que dejara ver el criterio selectivo del docente en el material, para el trabajo didáctico y no correr el riesgo de generar confusiones en las identificaciones que los niños realizarían posteriormente a través de las reflexiones. El material fílmico, se centró en el ejemplo real de lo pretendido, especialmente para determinar las condiciones fundamentales de un espacio formal de habla como: el lugar físico, el tiempo, las características socio-culturales de las personas, la intención de la situación, la ubicación y posición de las personas, el contexto, los comportamientos, los gestos, las distancias, el tono de voz, sus expresiones, los recursos lingüísticos usados, etc., lo cual fue explicitado en la consigna que la docente planteó previamente a la presentación de los videos.

Reconociendo la relevancia del material, se hizo necesaria la presentación no de un solo video (como inicialmente se planteó), sino de dos fragmentos de video, sobre dos situaciones de habla diferentes. Una, la reunión de un grupo de senadores en España y la otra, una conversación en un aula de clase con estudiantes de grado Tercero de un colegio de Bogotá, quienes sostienen un intercambio sobre: el debate. Fue pertinente para las intenciones didácticas, que los estudiantes observaran una conversación con un grupo de adultos y otro con un grupo de niños, una en un espacio fuera del aula y otro dentro de ella.
existencia del espacio de conversación en el aula utilizado a lo largo del año escolar para abordar asuntos o temas mediados por la reflexión, dejando de esta forma que se diera continuidad al sentido del espacio ya instalado en el aula de clase.

Lo anterior puede entenderse como: hablar de las características de un espacio de conversación formal en un espacio de conversación formal. Es decir, que se estableció una coherencia entre la tarea de abordar las condiciones de un espacio de habla grupal formal, con las que existían en un espacio ya construido y conocido por ellos, en el que han sido escuchados para intervenir en la solución de problemas propios de la convivencia, ejerciendo así prácticas auténticas de democracia y por lo tanto, a descubrir y vivenciar el ejercicio de la ciudadanía, como lo afirma Mauricio Pérez: “El primer reto se relaciona con algo que es indiscutible: la necesidad de que desde la educación formal se construyan las condiciones para la vida social, para la participación y para la vivencia de las primeras formas de ciudadanía y democracia”. Por eso, la docente planteó con toda confianza, preguntas que pusieron a los niños a pensar sobre lo visto, al interrogar: ¿Por qué las persona
También fue fundamental que los aspectos determinados sobre las condiciones del espacio en el cual se iba a trabajar, estuvieran mediados por lo verbal y lo colectivo debido a dos razones: por una parte, porque la conversación formal grupal en sí misma, era el aspecto central del trabajo didáctico, contribuyendo de este modo al posicionamiento del habla como vía para la construcción de saberes. De otro lado, porque se recurrió a las que aparecen en los videos está ubicadas de ésta forma?, ¿Qué hace posible que puedan conversar como lo hacen?

Otro efecto de la determinación de las características del espacio formal de conversación, que se pudo apreciar a través de la intervención de los niños, fue el reconocimiento de ellos como sujetos, de su voz, así como el de las construcciones previas que durante todo el año escolar se habían realizado en el aula. Este momento, aportó a la comprensión de las características de un espacio de conversación formal y de su diferenciación con otro tipo de espacios de habla mediante intervenciones de la docente como: ¿Por qué las personas están ubicadas de la forma en que vimos?, ¿Por qué se organizaron de frente?, ¿Para qué sirve verse la cara?, ¿en qué lugar están conversando?, ¿Se vestirían de igual forma para conversar en el patio, en el parque, en el baño?, ¿ En la plaza de mercado las personas, actúan, hablan, de la misma forma en que lo hacen las personas del video?

Algunas respuestas que dan los niños dejan ver un nivel de reflexión, de claridad y de respuesta no sólo a la pregunta, sino a las contrapreguntas, como por ejemplo en la siguiente intervención:

Profesora: ¿Qué pasaría si se hace uno detrás de otro?
Darly: no se le vería la cara.
Profesora: o le podría ver la cabeza.
Alejandra: o la espalda.
Profesora: ¿Y qué pasa?
Camila: uno le tiene que ver la cara y no la espalda.
Profesora: ¿Por qué?
Alejandra: uno le tiene que ver la cara al que está hablando.
Profesora: ¿Para qué?
Camila: ¿Para saber quién es? ¿Para saber cómo se llama?, ¿Quién está hablando?

Lo anterior, deja en evidencia la importancia de la pregunta pertinente y precisa que formula la docente para el desarrollo de sus intenciones didácticas. De aquí se desprende un nuevo interrogante: ¿Qué tipo de pregunta formular a los estudiantes que generen exigencia cognitiva y que permitan el avance en la construcción de saberes?

Finalmente, las condiciones establecidas sobre el espacio de conversación fueron: es una conversación grupal, la organización debe ser: sentados en las sillas y formado una
U para que todos puedan observarse de frente, realizar la conversación en un horario en el que no se tenga mucha interferencia, realizar la conversación sin micrófono, establecer unas reglas para la comunicación oral (Estas condiciones pueden apreciarse en la cartelera en la que se hizo el registro de estos aspectos y que se publicó en el aula para que se constituyera en un aspecto de referencia, tal como se aprecia en la fotografía).

De igual forma, las normas de interacción verbal, como condición establecida para la participación en el espacio de conversación en el cual se abordaría el tema sobre las mascotas, fueron establecidas en el mismo espacio colectivo de habla, porque: “La base para la construcción de la voz que posibilite multiplicidad de interacciones supone la existencia de reglas y pautas de la interacción (respetar los turnos, pedir la palabra, escuchar, preguntar, responder preguntas, explicar sus puntos de vista, defender una opinión), así como la regulación de las mismas. Ese sistema de reglas es una prioridad de la pedagogía de la expresión y del lenguaje, y debe construirse paulatinamente en las aulas, igualmente debe velarse por su mantenimiento y consolidación” (Pérez, 2008).

Las reglas finalmente
acordadas colectivamente fueron: pedir la palabra, respetar los turnos, escuchar atentamente, utilizar un tono de voz adecuado, tener una correcta posición del cuerpo, no repetir lo que otro ha dicho. Pudo evidenciarse en esta sesión que ya existía un conocimiento y una apropiación de estas por parte de los niños, como se observo: levantaban la mano para solicitar la palabra, comprendían la asignación de turnos de palabra por los nombre o por un número, respetaban los turnos de habla, había escucha atenta y respetuosa por parte de algunos niños, la posición de sus cuerpos era pertinente, miraban a la cara a quien les hablaba, hacían referencia al tono de voz, etc. Se hizo evidente que los niños han estado inmersos en una dinámica de habla permanente. Como se pudo apreciar en la intervención de Darly cuando la profesora les pregunta a los niños: ¿Qué se debe recordar para la conversación en este espacio? y ella dice: “pedir la palabra, escuchar al compañero y esto…no interrumpir al compañero”.

Para cerrar el análisis de esta sesión y a manera de hipótesis queda el interrogante: si los niños en transición logran comprender, participar y apropiarse de unas normas para la interacción social, ¿cuál puede ser el efecto de la continuidad de ello en los siguientes once grados de escolaridad?